martes, 10 de agosto de 2010

Un convocatoria literaria : "Este jueves un relato": Tauromaquia



Vuela el toro sobre el mar marrón del ruedo, asustado y tembloroso. Vuelan los gritos, planean los capotes. Continúa el infierno. Agitados los aburridos bolsillos de la burguesía, agitados los corazones del populacho: el de las madres por sus hijos toreros, el de los hijos por la agonía de sus madres, el de los primos por criarse en una miseria que les hizo comprender la grandeza de nuestra Madre Tierra. Y entre el bullicioso graderío aún se escucha el triste sollozo de quien nos da el sustento, muerte lenta y dolorosa a la que la sometemos.

Sentada ante el televisor de sus casas, la afición más despreciable: los que no pueden pagar un lugar en la plaza y aquellos que, por no saber de nada, se entretienen con lo de siempre, con tradiciones sentenciadas.

Y el pueblo, que habiendo elegido una democracia cuyos derechos no ejercen nunca, sonríe si se le cuenta que España sigue siendo un destino turístico aún más codiciado que Cuba. ¿Qué importa? Aquí están los españoles para servirle a los europeos y limpiar su mierda, no pasa nada.
Vienen tiempos de tormenta y hemos optado por aferrarnos a un paraguas sin varillas y lleno de agujeros. Y llegarán los relámpagos y truenos cuando entendamos que hemos olvidado cómo pasar la balleta: la cambiamos por unas cuantas cervezas en la barra del bar más cutre.

Sería injusto señalar a nuestra España del alma como única culpable. Francia y Portugal siguieron hace tiempo nuestro ejemplo. Y aquí nos encontramos, el ano de España entre el glúteo francés y el portugués, formando con orgullo el culo de Europa, ¿Qué importa? Ha sido así siempre, no pasa nada.

Es el “cóctel molotov” que resulta al mezclar nuestras moribundas tradiciones, nuestro corrupto gobierno y nuestra infame educación. Pero tranquilos, España ha ganado el mundial, hoy se grita con más fuerza que nunca “¡Yo soy español, español, español…!”. ¿Qué importa si meses antes se señalaba a quienes tacharemos como fachas dentro de unos meses cuando lleven una camiseta con la bandera de España?

Si tenemos en cuenta que nuestra flota pesquera es la tercera más importante a nivel mundial, podemos respirar un poquito, ¿qué importa que nuestros pescadores no lleguen a fin de mes, si pescamos más que los demás? No sabemos qué comerán nuestros hijos cuando lo hayamos aniquilado todo, pero, ¿Qué importa? Los tiempos cambian, no pasa nada.

Analizando todo esto empiezo a comprender que se necesite medir las fuerzas con una bestia para poder sentirse de nuevo un hombre, aunque para ello se les provoquen auténticos festivales gastrointestinales y se les ciegue con cera antes de torturarle lentamente hasta su muerte. Claro que sí, a uno le parece tener la entrepierna más abultada cuanto más abultadas se encuentran otras partes del pantalón. El dinero es poder, y de eso tienen sólo unos pocos, ¿Qué importa? El poder nunca ha sido cosa del pueblo, no pasa nada.

No sé a cuento de qué tanto revuelo en Cataluña por eso de prohibir o no las corridas, si según la Real Academia Española la tauromaquia queda definida como un arte. Irrelevante resulta aquello de que se lleven un buen pellizco de las subvenciones destinadas al sector de la ganadería.

¡¡Si señores!! Estamos ante una clarísima igualdad de condiciones: El toro y sus dos cuernos, el hombre y sus dos doblones.

Como siempre, el resto de relatos en la casa de Gus.

miércoles, 4 de agosto de 2010

La Joya del Mar Mediterráneo

CONSERVACIÓN : Proponen extender a 80.000 el número de hectáreas protegidas.

La Joya amenazada del Mar Mediterráneo.












"Un coral árbol con un tabernero alrededor. "

Oceana ha apostado por la creación de una nueva zona de protección marina que extienda de las 4.000 actuales a 80.000 el número de hectáreas protegidas frente a Doñana y aguas cercanas. En esta franja existen, según han asegurado, comunidades de corales amenazados, así como un rico ecosistema con abundancia de gorgonias, esponjas y moluscos.
La organización internacional de conservación marina está trabajando, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, por cuarto año en la zona, donde ha hallado especies amenazadas y otras que hasta ahora no se habían encontrado en aguas españolas.
Por medio del catamarán de investigación Oceana Ranger y la lancha de muestreo Oceana Explorer, Oceana ha llevado a cabo más de 50 inmersiones en este entorno para estudiar el ecosistema marino que se extiende entre Mazagón ( Huelva ) y Rota ( Cádiz ). Para ello ha contado con submarinistas, un robot submarino ( ROV ), dragas e instrumentos de medición de temperatura, salinidad o profundidad.











"Un cangrejo nadador en la zona de protección propuesta por Oceana. "

Una Cuna de Biodiversidad.
Según afirmaron, durante las investigaciones se han encontrado grandes colonias de coral anaranjado ( ' Astroides calycularis ' ), la única especie de coral protegida por la ley española y considerada amenazada por lo limitado de su distribución alrededor del estrecho de Gibraltar, tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico.
También se ha hallado otra especie que, de confirmarse, se trataría de coral bonete ( ' Cladopsammia rolandi ' ), muy poco conocida, endémica del Mediterráneo y que hasta ahora no había sido encontrada en aguas españolas.
Llaman también la atención los grandes 'bosques' de corales árbol ( ' Dendrophyllia ramea ' ) que generan grandes comunidades que se extienden por varias hectáreas, o los fondos de ascidias, que incluyen a ' Ectinascidia turbinata ', una especie cuyas características químicas son motivo de estudio médico para el tratamiento de distintos tipos de cáncer.

"Un Parablennius pilicornis. "


En el Golfo de Cádiz.

Esta región también se ha mostrado como un " magnífico lugar " para encontrar especies como los burritos listados ( ' Parapristipoma octolineatum ' ) o el sargo africano ( ' Diplodus bellotii ' ).
" Esta zona del golfo de Cádiz alberga una fauna muy rica y diversa, con especies únicas en la península Ibérica, algunas de ellas amenazadas globalmente. La escasez de áreas marinas protegidas hace necesario que se pongan en marcha nuevas iniciativas para proteger estos enclaves ", ha declarado el director de Investigación de Ocena Europa, Ricardo Aguilar.




PROMAR-Almería
(Programa de Recuperación de Fauna Marina de Almería)


promar.almeria@nodo50org
http://www.almediam.org/Promar/Promar_000.htm
www.ecologistasenaccion.org/almeria

martes, 3 de agosto de 2010

UN FACHA DE SIETE AÑOS por Arturo Pérez-Reverte

UN FACHA DE SIETE AÑOS
por Arturo Pérez-Reverte
EL SEMANAL,

Me interpela un lector algo –o muy– dolido porque de vez en
cuando aludo a España como este país de mierda. El citado
lector, que sin duda tiene un sentimiento patriótico susceptible
y no mucha agudeza leyendo entre líneas, pero está en su
derecho, considera que me paso varios pueblos y una gasolinera.
Le extraña, por otra parte, y me lo comunica con acidez, que
alguien que, como el arriba firmante, ha escrito algunas novelas
con trasfondo histórico, y que además parece complacerse en
recuperar episodios olvidados de nuestra Historia en esta misma
página, sea tan brutal a la hora de referirse a la tierra y a los
individuos que de una u otra forma, le gusten o no, son su patria
y sus compatriotas.

La verdad es que podría, perfectamente, escaquearme diciendo
que cada cual tiene perfecto derecho a hablar con dureza de
aquello que ama, precisamente porque lo ama. Y cuando abro
un libro de Historia y observo ciertos atroces paralelismos con
la España de hoy, o con la de siempre, y comprendo mejor lo que
fuimos y lo que somos, me duelen las asaduras. Aunque, la verdad,
ya ni siquiera duelen Al menos no como antes, cuando creía que la
estupidez, la incultura, la insolidaridad, la ancestral mala baba que
nos gastamos aquí, tenían arreglo.
La edad y las canas ponen las cosas en su sitio: ahora sé que esto
no lo arregla nadie.

España es uno de los países más afortunados del mundo, y
al mismo tiempo el más estúpido. Aquí vivimos como en
ningún otro lugar de Europa, y la prueba es que los guiris
saben dónde calentarse los huesos. Lo tenemos todo, pero
nos gusta reventarlo. Hablo de ustedes y de mí. Nuestra
envilecida y analfabeta clase política, nuestros caciques
territoriales, nuestros obispos siniestros, nuestra infame
educación, nuestras ministras idiotas del miembro y de la
miembra, son reflejo de la sociedad que los elige, los aplaude,
los disfruta y los soporta. Y parece mentira.

¡Con la de gente que hemos fusilado aquí a lo largo de nuestra
historia, y siempre fue a la gente equivocada! A los infelices
pillados en medio. Quizá porque quienes fusilan, da igual en
qué bando estén, siempre son los mismos.

P ero me estoy metiendo en jardines complejos, oigan. El que quiera tener su opinión sobre todo eso, acertada o no, pero suya y no de otros, que lea y mire. Y si no, que se conforme con Operación Triunfo, con Corazón Rosa o con Operación Top Model, o como se llamen, y le vayan dando.
Cada cual tiene lo que, en fin, etcétera. Ya saben. Por mi parte, como todavía me permiten y pagan este folio y medio de terapia personal cada semana –es higiénico poder morir matando–, me reafirmo un día más en lo de país de mierda.
Y lo voy a justificar hoy, miren por donde, con una bonita anécdota anecdótica. Una de tantas.
Verán. Un niño de siete años, sobrino de un amigo mío, observando hace poco que varios de sus amigos llevaban camisetas de manga corta con banderas de varios países, la norteamericana y la de Brasil entre ellas –algo que por lo visto está de moda–, le pidió al tío de regalo una camiseta con la bandera española. «Van a flipar mis amigos, tito», dijo el infeliz del
crío.

Según cuenta mi amigo, el sobrinete bajó al parque como
una flecha, orgulloso de su prenda, con la ilusión que en
esas cosas sólo puede poner una criatura. A los diez minutos
subió descompuesto, avergonzado, a cambiarse de ropa.
El tío fue a verlo a su habitación, y allí estaba el chiquillo,
al filo de las lágrimas y con la camiseta arrugada en un rincón.
«Me han dicho que si soy facha o qué», fue el comentario.

¡Siete años!, señoras y caballeros. La criatura. Y no en el País
Vasco, ni en Cataluña, ni en Galicia. ¡En la Manga del Mar Menor!
provincia de Murcia.
Casualmente, y sólo una semana después de que me contaran esa
edificante historia infantil, otro amigo, Carlos, gerente de un
importante club náutico de la zona, me confiaba que ya no encarga
polos deportivos para sus regatistas con el tradicional filetillo de la
bandera española en las mangas y en el cuello. «En las
competiciones con clubs de otras autonomías –explicó– están mal vistos.»
Dirán algunos que, tal y como anda el asunto, podríamos mandar
a tomar por saco ese viejo trapo (nuestra bandera) y hacer uno distinto.

Al fin y al cabo sólo existe desde hace dos siglos y medio.
Podríamos encargarle una bandera nueva, más actual, a Mariscal,
a Alberto Corazón, a Victorio o a Lucchino. O a todos juntos.
Pero es que iba a dar igual. Tendríamos las mismas aunque
pusiéramos una de color rosa con un mechero Bic, un arpa y
la niña de los Simpson en el centro; y en las carreteras,
el borreguito de Norit en vez del toro de Osborne.

El problema no es la bandera, ni el toro, sino la puta que nos parió.

A todos nosotros.
A los ciudadanos de este país de mierda.